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Las pensiones deben pivotar sobre varios pilares

Para que sean sostenibles, tendrán que combinar varias fórmulas complementarias
A nadie se le escapa que el mantenimiento del sistema público de pensiones constituye una de las claves del Estado del bienestar. Pero los datos demográficos y el rapidísimo ascenso de la esperanza de vida hacen insostenible a corto plazo el modelo actual. Los científicos aseguran que en breve deberemos estar preparados para la vida de más de 100 años. Si continuamos accediendo al mercado laboral a los 25 años y pretendemos jubilarnos a los 65 años … ¿quién nos tiene que mantener los 80 años restantes, cuando en breve la esperanza de vida esté en los 120 años? Los logros conseguidos sobre el genoma humano, el rejuvenecimiento de las células y los avances sobre el código neuronal nos adentran en una nueva realidad que hará, no solo que vivamos más años, sino que la calidad de vida sea mucho mejor que la actual.
Y ante esta realidad, ¿qué estamos haciendo con el sistema público de Seguridad Social?…Dar la espalda a la realidad y mantener un insostenible modelo de reparto, con un constante incremento de las pensiones mínimas y una progresiva congelación de las pensiones máximas, atacando con ello frontalmente los principios del denominado Pacto de Toledo.
La conclusión de esta evolución nos conduce a unas diferencias cada vez menores entre la pensión de una persona que ha cotizado por la base máxima toda su vida laboral, con otra que ha cotizado por mínimos o incluso no ha cotizado durante muchos años. A modo de ejemplo y para verlo fácil, un autónomo cotizando por base máxima durante 40 años cotizará al sistema cerca de 500.000 euros. El mismo autónomo cotizando por mínimo, cotizará en esos 40 años (si cotiza) 96.000 euros. La diferencia final de pensión será de 1.500 euros al mes, cantidad que se va acercando progresivamente.
Pero la realidad práctica es todavía peor:entre modificaciones de bases de cotización de última hora, integraciones de lagunas y complementos de mínimos, las diferencias entre el esfuerzo de cotización y las diferencias de pensión son cada día más alarmantes e injustas.
A todo esto, le tenemos que sumar el problema del descenso de cotizantes y de la tasa de natalidad. Mi conclusión…: estamos en presencia del gran problema de los negocios piramidales, donde la ruptura de la cadena hace que se acabe el invento.
Dicho esto, ¿cúales deberían ser los pilares del futuro del sistema público, que eviten la actual levitación y equilibrio sobre la única columna del sistema de reparto?
-Sistema mixto de capitalización y reparto.Así se ha hecho en países europeos donde se evolucionó de un modelo de reparto hacia un modelo mixto. A tal efecto, debemos recordar las diferencias: El sistema de reparto consiste en la idea “el dinero que entra por el que sale”. Las cotizaciones actuales de los trabajadores en activo sirven para afrontar el pago de las pensiones de los jubilados. Es decir, se produce un reparto entre generaciones. De ahí la duda: ¿si no hay cotizantes suficientes en el futuro, quién pagará mi pensión?
En el sistema de capitalización, el dinero se mete en una hucha virtual y se invierte. Cada cotizante ingresa ahora sus cotizaciones y la Administración pública las invierte, para que años después el pensionista retire sus cotizaciones debidamente capitalizadas. Evidentemente, el riesgo de que el político de turno “meta la mano en la caja o financie otras partidas” es altísimo. Por eso los modernos sistemas públicos de capitalización deben estar sometidos a una intervención muy férrea.
-Sistemas de cuentas nocionales (no confundir con nacionales). Es el modelo que se está imponiendo en los países nórdicos (Suecia) y países como Letonia y Polonia. “Te jubilas casi cuando quieras, pero lógicamente con el dinero “nocional” que tienes en tu caja”. Se produce un cálculo aritmético de la provisión matemática que hayas cotizado, comparado con la esperanza de vida en ese momento y reducido por el factor anticipo de edad, y de ahí sale tu cálculo de pensión. Lógicamente el modelo es mucho más justo y equitativo. Curiosamente estos países, no sospechosos de ser “neo liberales”, evitan que se abuse del Estado del bienestar.
-Sistemas complementarios de pensiones mediante planes privados. Son sencillos de comprender: el ahorro se capitaliza a través de una institución privada que invierte y gestiona tus cotizaciones. Durante las últimas décadas, los sistemas públicos y privados se han presentado siempre en sociedad como una competencia entre sí, dando la espalda a que deben ser complementarios necesariamente.
El modelo público (imprescindible) debe garantizar hasta un nivel de rentas y, a partir de ahí, la previsión razonable de ahorro que cada cual quiera hacer, lo lógico es que la haga a través de instituciones privadas, porque nadie quiere jugarse la suerte de todos sus ahorros a las decisiones de los futuros visionarios políticos.
La conclusión es que el futuro del sistema público de pensiones debe estar sustentado en cuatro alternativas que convivan entre sí: el sistema de reparto, reducido progresivamente y con un derecho transitorio; el sistema público de capitalización, debidamente regulado e intervenido; el sistema de cuentas nocionales, hacia el que, nos guste o no, debemos evolucionar; y los sistemas privados y complementarios de pensiones, imprescindibles para las rentas medias y altas.
Como siempre, la peor decisión es no hacer nada y seguir como hasta ahora, como si no lo viéramos venir. Esa sin duda será la decisión más insolidaria, porque entre unos y otros, la casa sin barrer, y la caja pública desaparecida.
Lógicamente, habrá que afrontar otras muchas medidas paralelas y necesarias, como el retraso progresivo de la vida en activo, la eliminación de las prestaciones 5 estrellas, etc., etc.

José Ramón Mínguez es socio director de la división laboral de bufete Barrilero

Fuente: Cinco Días