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Hay que retrasar la edad de jubilación, lo contrario sería una temeridad

El experto en legislación laboral José Ramón Mínguez participó ayer en el `I Congreso Baby Boomers: Una generación en retirada´organizado por la Fundación San Prudencio.
José Ramón Mínguez, socio del Bufete Barrilero y Asociados, ha sido director del Instituto Nacional de la Seguridad Social en Bizkaia y está especializado en derecho laboral y economía colaborativa. Ayer participó en el ‘I Congreso Baby Boomers: Una generación en retirada’ organizado por la Fundación San Prudencio en el Europa, donde habló sobre la jubilación y la regulación del mercado de trabajo.
-¿Hay motivos para preocuparse por el futuro de las pensiones?
-El sistema de reparto actual se está convirtiendo en algo parecido a una estructura piramidal y al no ingresar las nuevas generaciones en la Seguridad Social se está cortando la cadena de reparto y tenemos un problema claro. Además, los expertos están convencidos de que la esperanza de vida de las próximas generaciones va a ser de 140 años… ¿cómo se paga eso?
-Tendrá alguna receta para su propia pregunta.
-Lo primero que yo haría es modificar el sistema de reparto de manera proporcional y avanzar hacia uno mixto de reparto y capitalización individual, como sucede en Alemania. Por otro lado, hay que ir retrasando progresivamente la edad de jubilación, ya que lo contrario sería una temeridad. Dentro de unos cincuenta o cien años, lo normal será que haya gente en activo con cien años. La tercera medida, la más importante, es acabar con la política del gratis total. El mayor atentado contra la Seguridad Social es el despilfarro, precisamente lo que se hace ahora.
-¿Cómo se combinan el retraso de la jubilación y la entrada de los jóvenes en el mercado laboral?
-Se está produciendo una revolución que tiene que ver con la tecnología y el concepto de trabajo ya no debería estar basado en la presencia sino en la efectividad. Aun así, en el mercado de trabajo actual hay mucha grasa de tiempos presenciales. La legislación laboral protege demasiado las antigüedades y se está produciendo un colapso por la gente mayor que está anclada y no es efectiva y que está taponando el mercado a los jóvenes.
-¿Está la regulación jurídica adaptada a los nuevos modelos y a esa revolución tecnológica?
-El Estatuto de los Trabajadores es una buena norma para las relaciones laborales de toda la vida pero no sirve para muchas de las nuevas profesiones. No regula los nuevos modelos de trabajo basados en aplicaciones informáticas como Uber, BlaBlaCar o Airbnb y esto ni se debate en los parlamentos. Hay que buscar el equilibrio entre la intervención y la liberalización.
-Aporta ejemplos de economía colaborativa, pero ¿qué significa exactamente ese concepto?
-Es la relación transaccional entre dos personas físicas o jurídicas que no está basada en una contraprestación económica al uso. En relación a esto, el pensador austríaco Christian Felber ha acuñado el término de ‘Economía del Bien Común’, que es la mejora de la competitividad derivada de una mejor gestión de los costes.
-¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de la economía colaborativa?
-Creo que no es un tema de ventajas e inconvenientes. Lo que está claro es que ha llegado para quedarse como en su momento la industria y que es imparable. Por eso, y para que no afecte a los derechos de los trabajadores, hay que establecer cuanto antes las reglas del juego.
-¿Es la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) todavía algo accesorio para las empresas o se ha convertido en imprescindible?
-La necesidad es evidente y buen ejemplo de ello son los ‘cluster’ que tan bien funcionan en el País Vasco. Las empresas cada vez lo están haciendo mejor y lo tienen que hacer cuanto antes porque si no estarían atentando contra la competitividad y la ecología, dos cuestiones vitales.
Fuente: El Correo