Estamos asistiendo a una verdadera revolución en la forma de relacionarse tanto entre personas como entre estas y las empresas. Esto tiene implicaciones directas en el derecho civil que está llamado a regular dichas relaciones, con un gran impacto en la economía, que, normalmente va por delante de las previsiones del regulador
La vertiginosa evolución del mundo “on line” ha creado modelos de negocio hasta
ahora desconocidos, desde la inteligencia artificial que comienza a dominar las
operaciones mercantiles, los gigantes del comercio electrónico como Amazon o Ali
Express (negocio B2C) que están desplazando a las formas de comercio tradicional,
pero también negocios, antes imposibles de concebir, como las transacciones entre
particulares que no se conocen y pueden vivir en diferentes países (negocio C2C).
Desde el punto de vista de los servicios aparecen también negocios radicalmente
nuevos, como es el caso del alquiler de coches a través de plataformas como UBER, y
otros como el de las apuestas “on line” que plantean problemas muy concretos
respecto al acceso a menores, ludopatía, etc. Incluso, yendo un paso más allá, se han
generado productos nuevos como las criptomonedas, también puestas al alcance de
los particulares.
"La economía, apoyada en las
posibilidades tecnológicas del
mundo “on line”, supone un
cambio de paradigma en las
relaciones entre las personas
y con las compañías "
En resumen, la economía, apoyada en las posibilidades tecnológicas del mundo “on
line”, supone un cambio de paradigma en las relaciones entre las personas y con las
compañías, en una dinámica que no solo no podrá pararse, sino que, al contrario,
continuará evolucionando, no siendo posible anticipar hoy dónde nos llevará esta
“nueva economía”.
Ante este desafío, los profesionales del derecho tienemos un doble reto: en primer lugar, utilizar y adaptar las normas existentes a estas nuevas figuras que surgen de manera continua y, en segundo lugar, abordar cambios sustanciales en el marco regulador que permitan compatibilizar las exigencias de esta “nueva economía” con los derechos de las personas como consumidores o en sus relaciones económicas con otras personas.
Ante este desafío, los profesionales del derecho tienemos un doble reto: en primer lugar, utilizar y adaptar las normas existentes a estas nuevas figuras que surgen de manera continua y, en segundo lugar, abordar cambios sustanciales en el marco regulador que permitan compatibilizar las exigencias de esta “nueva economía” con los derechos de las personas como consumidores o en sus relaciones económicas con otras personas.
En los últimos años, estamos asistiendo a una verdadera revolución en la forma de relacionarse tanto entre personas como entre estas y las empresas. Esto tiene implicaciones directas en el derecho civil que está llamado a regular dichas relaciones, con un gran impacto en la economía, que, normalmente va por delante de las previsiones del regulador.
Nuestro conocimiento profundo y sistemático del derecho civil en sus múltiples facetas nos permite reaccionar ante los problemas que nuestros clientes plantean, tanto desde un punto de vista planificador de sus relaciones con el resto de los operadores, como desde la perspectiva de la defensa de sus intereses en procesos judiciales o arbitrales.
Nuestro conocimiento profundo y sistemático del derecho civil en sus múltiples facetas nos permite reaccionar ante los problemas que nuestros clientes plantean, tanto desde un punto de vista planificador de sus relaciones con el resto de los operadores, como desde la perspectiva de la defensa de sus intereses en procesos judiciales o arbitrales.