Carlos Rueda Ortín
Mercantil
El pasado 9 de marzo de 2023, el Pleno del Congreso de los Diputados aprobó la Ley de los Mercados de Valores y de los Servicios de Inversión. Está nueva norma, que entró en vigor con carácter general el 7 de abril, incorpora novedades en materia de OPAs, emisión de renta fija, regulación de las SPACs o de las empresas de servicios de inversión. Sin embargo, nada se dice sobre la regulación de un mecanismo que permita una cotización dual con Estados Unidos.
Hace unas semanas, Ferrovial anunció su intención de llevar a cabo una fusión inversa con su filial Ferrovial Internacional, sociedad domiciliada en Países Bajos. De acuerdo con los motivos que han expresado desde la compañía, una de las principales finalidades de esta operación es facilitar la cotización dual pura con Estados Unidos, gracias a las características de la bolsa de Ámsterdam, Euronext.
Si bien hay sociedades españolas que están cotizando dualmente en la bolsa española y en mercados de Estados Unidos, la realidad es que no es estrictamente una cotización pura sino indirecta, mediante el uso de los conocidos como ADR (American Depositary Receipts). Se trata de una técnica utilizada habitualmente en la mayoría de los países europeos por aquellas sociedades que persiguen cotizar en el país norteamericano.
En esencia, un ADR es un certificado negociable que evidencia una participación de propiedad en American Depositary Shares (ADS) que, a su vez, representa una participación en las acciones de una compañía no estadounidense que han sido depositadas en un banco de EE.UU. Con este instrumento se permite a los inversores americanos invertir en compañías extranjeras, así como facilitar el acceso de dichas compañías a los principales mercados institucionales de Estados Unidos, como son la Bolsa de Nueva York (NYSE) y el Nasdaq, o en mercados estadounidenses no organizados, llamados OTC (Over The Counter). En la actualidad, según datos de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, hay más de 2.000 ADRs en el mercado, los cuales representan acciones de sociedades de más de setenta países.
Habitualmente, el mercado ha categorizado los ADR en tres niveles, dependiendo de la medida en la que las empresas acceden al mercado de Estados Unidos:
- – Los ADR de nivel I establecen una presencia comercial, pero no pueden utilizarse para obtener capital. Los programas de ADR de nivel I solo pueden ser negociados en el mercado extrabursátil u OTC. En consecuencia, la exigencia de información sobre el emisor es menor que la exigida a los programas de ADR de niveles superiores.
- – El nivel II de los ADR permite establecer una presencia comercial en una bolsa nacional de valores, pero no pueden utilizarse para aumentar capital.
- – Finalmente, los programas ADR de nivel III pueden utilizarse no solo para establecer una presencia comercial, sino también para aumentar el capital del emisor extranjero.
Con el fin de establecer un programa de ADR, la sociedad emisora ha de nombrar un equipo de asesores que normalmente incluye banqueros de inversión, abogados y contables. Igualmente, el emisor ha de seleccionar un banco depositario para gestionar la implementación del programa de ADR. El banco depositario desempeña el papel fundamental de enlace entre las diversas partes en la transacción y seguirá siendo parte integrante del desarrollo a largo plazo del programa de ADR.
Este instrumento de cotización dual indirecto es utilizado en la mayoría de los países europeos por aquellas sociedades que persiguen cotizar en el mercado de Estados Unidos y, por consiguiente, también por sociedades que cotizan en la bolsa española. Sin embargo, en el seno de la Unión Europea existe un mercado bursátil que permite una cotización dual pura, el Euronext de Ámsterdam.
Constituido en el año 2000 tras la fusión de varias bolsas europeas, Euronext permite una cotización dual pura de sus emisores en mercados de Estados Unidos gracias a los acuerdos que mantienen. En consecuencia, las sociedades que cotizan en el Euronext de Ámsterdam pueden solicitar una cotización directa, sin ADRs, en mercados regulados como el NYSE o mercados OTC. En definitiva, la cotización dual pura en mercados estadounidenses se ha convertido en un asunto de gran relevancia para las sociedades españolas, hasta tal punto que puede incentivar la fuga de importantes empresas a otros mercados, como ha sucedido con Ferrovial. Una futura modificación de la Ley de los Mercados de Valores podría ser el escenario idóneo para incorporar regulación sobre esta materia.