Las actuales circunstancias hacen más actual que nunca el viejo adagio atribuido a Abraham Lincoln: “No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy”.

Sin lugar a dudas la crisis provocada por el COVID 19 presenta muy distintos frentes y numerosos retos a los que plantar cara, pero todos ellos deben enfocarse desde una actitud jurídicamente planificada y responsable. Ante momentos de incertidumbre, debemos analizar los procedimientos y el grado de cumplimiento de las numerosas obligaciones legales que penden sobre las empresas y sus gestores en todos los ámbitos normativos.

Se trata de prevenir, detectar y gestionar los riesgos de incumplimiento de cualquier tipo de normativa, evitando las sanciones y pérdidas económicas o reputacionales.

Previo análisis de la concreta situación, el objetivo es dotarse de políticas adecuadas de actuación que faciliten la identificación de riesgos operativos y legales a los que se enfrenta la empresa, minimizando sus posibles efectos, y establecer procedimientos de control para su prevención, monitorizando su efectividad y resolviendo los problemas en el momento en que se produzca algún incumplimiento.

Por otra parte, la respuesta concreta que los gestores empresariales den a las distintas dificultades que encare la empresa durante la presente crisis serán determinantes a efectos de examinar la incidencia de sus decisiones –o falta de las mismas– en una hipotética situación de la derivaran consecuencias legales. En este sentido, evitar las responsabilidades de los gestores y directivos en ámbitos tales como el laboral y el fiscal es fundamental, así como no incurrir en supuestos de responsabilidad de administradores o eventualmente derivados de situaciones de insolvencia o concursales.