BEATRIZ RUIZ DE CORTÁZAR SENRA
MERCANTIL
La famosa red social Facebook se enfrenta a las dos mayores demandas de su historia, apenas unos meses después de que su presidente ejecutivo, Mark Zuckerberg, tuviese que declarar en el Congreso debido a una investigación que también involucraba a otras empresas tecnológicas como Amazon o Apple.
La primera semana de diciembre de 2020, la Comisión Federal de Comercio (FTC, según sus siglas en inglés) y los fiscales generales de 47 estados interpusieron sendas demandas contra la empresa tecnológica por presuntas conductas anticompetitivas. Esta demanda es el fruto de una investigación de 14 meses de duración, encabezada por la procuradora general de Nueva York, Letita James, en cuyas palabras “Facebook lleva años haciendo empleo de su posición de dominio y poder de monopolio para aplastar a rivales más pequeños y acabar con la competencia, a expensas de sus usuarios”. Actualmente, la compañía es dueña de Facebook, Facebook Messenger, Instagram y WhatsApp.
Ambas demandas acusan a Facebook del desarrollo sistemático de conductas anticompetitivas con el objetivo de evitar amenazas a su monopolio en el mercado de las denominadas “redes sociales personales”, entre las que se incluyen la compra de Instagram y WhatsApp, y la imposición de condiciones anticompetitivas a los desarrolladores de software. El objetivo de las demandas es obtener una orden judicial que obligase a Facebook a realizar una desinversión de activos -incluyendo Instagram y WhatsApp-, una orden de cese de cualquier conducta anticompetitiva y, la obligación de que Facebook tuviese que someter a la aprobación del órgano correspondiente cualquier futura fusión o adquisición.
A pesar de que las pretensiones de ambas demandas son las mismas, la justicia estadounidense desarrollará dos procesos independientes.
Facebook y su política de adquisiciones
De acuerdo con la demanda, Facebook fija como objetivos a cualquier posible competidor que amenace su monopolio. En el caso de Instagram, su compra se produjo en un momento en el que el uso de “smartphones” era cada vez más común entre los usuarios y esto influía en su comportamiento de consumo, pues aumentaba el uso de los dispositivos portátiles en lugar de ordenadores y los usuarios tendían a compartir fotos de manera instantánea. Así pues, Facebook decidió adquirir Instagram en 2020 por 1 billón de dólares en lugar de competir con la emergente red social mejorando sus aplicaciones. De esta manera, neutraliza la competencia en el mercado de redes sociales personales y, al mismo tiempo, impone una barrera de entrada a nuevos competidores al dominar el mercado con las redes sociales con mayor número de usuarios hasta el momento.
Poco después de que la adquisición de Instagram se formalizase, Facebook percibió que su servicio de mensajería “Facebook Messenger” estaba siendo desplazado por el uso de la aplicación WhatsApp, mercado en el que hasta ese momento también se consideraba que Facebook tenía una posición de dominio sobre el mercado. Según las demandas presentadas, en el año 2012 WhatsApp era considerada “la aplicación líder” en servicios de mensajería online a nivel global, motivo por el que Facebook decidiría iniciar las negociaciones para su futura adquisición, de nuevo, en lugar de mejorar sus servicios para competir en el mercado.
En 2014, Facebook adquirió WhatsApp por 19 billones de dólares, neutralizando un nuevo competidor y asegurando la dificultad de entrar al mercado de las aplicaciones de mensajería móvil a cualquier futuro competidor.
A pesar de la presunta conducta anticompetitiva que puedas suponer dichas adquisiciones, es conveniente recordar que ambas fueron aprobadas por la FTC en su momento y Facebook ya ha usado este argumento en su contestación a la demanda.
Por último, las demandas también acusan al gigante tecnológico de imponer condiciones anticompetitivas a desarrolladores de software. Supuestamente, Facebook habría impuesto como condición a los desarrolladores de software de abstenerse de desarrollar funcionalidades competidoras y de conectarse o promover otros servicios de redes sociales para poder disponer de las interfaces de programación de aplicaciones (“API”) que permiten a las aplicaciones de los desarrolladores interactuar con Facebook.
La justicia estadounidense tendrá que determinar ahora si Facebook ha infringido el artículo 2 de la Ley Sherman (Sherman Act), que prohíbe a las compañías adquirir o mantener su monopolio a través de conductas anticompetitivas. Se trata de un caso histórico que podría tardar años en resolverse pero que, en caso de fallar a favor de los demandantes sentaría un precedente para la capacidad de la FTC y de los gobiernes federales para revisar las fusiones y adquisiciones de las empresas estadounidenses.