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INVERTIR EN CINE, ¿ALTERNATIVA RENTABLE?

INVERTIR EN CINE, ¿ALTERNATIVA RENTABLE?

El cine es arte y…dinero. Pero ¿es atractivo invertir en cine? ¿Qué son las AIE? ¿Qué incentivos fiscales tiene si quiere poner dinero en una película? La autora nos acerca a un tema árido y crucial.

El cine, decía Martin Scorsese, es solo cuestión de lo queda dentro del encuadre y lo que queda fuera. Decididamente, la financiación, las expectativas de rentabilidad para quienes optan por poner su dinero en la industria del cine como una alternativa interesante de inversión, han sido asuntos que tradicionalmente quedaban fuera, o al menos gente como el gran Scorsese tenía a buen seguro cientos de prioridades relacionadas con el guion y los encuadres antes de preocuparse por el dinero.

Pero al margen de grandes leyendas, como Mad Max, rodada con trescientos mil dólares de presupuesto para recaudar luego cientos de millones en todo el mundo e inspirar varias secuelas, lo cierto es que no hay películas sin dinero. Atraer hacia la industria del cine al mundo del dinero ha sido y es, por tanto, una preocupación constante de las distintas administraciones, de los responsables públicos de la cultura y, desde luego, también de la propia industria cinematográfica.

En España se ha puesto en pie todo un armazón jurídico y fiscal para atraer a potenciales inversores hacia el mundo del cine, y que al menos éste aparezca como una alternativa interesante de inversión. El punto de partida de este esfuerzo puede situarse en el 2007 con la consideración, gracias a la Ley del Cine, de la industria cinematográfica como un sector estratégico por su contribución al desarrollo económico, al empleo y al avance tecnológico. Desde entonces la industria cinematográfica ha avanzado de forma considerable en España como alternativa de inversión, impulsada sobre todo por los beneficios fiscales creados, por leyes específicas de apoyo la producción cinematográfica en comunidades como Canarias, Navarra y el País Vasco, y también por la necesidad de diversificar y buscar nuevos cauces de inversión que tienen los flujos de capital en España.

Entre las medidas económicas de apoyo al sector cinematográfico tienen especial importancia en España las ya existentes Agrupaciones de Interés Económico (AIE), que han sido un vehículo muy importante en los últimos años para canalizar inversiones hacia el mundo del cine y aprovechar el tratamiento fiscal aplicable a las mismas. La razón es que las Agrupaciones de Interés Económico no tributan directamente y permiten imputarse deducciones y bases imponibles a sus socios en función de su participación en el capital de la AIE.

De esta manera, cualquier persona física o jurídica con rendimientos económicos derivados de la actividad profesional que invierte en una AIE constituida para la producción de una película puede obtener una alta rentabilidad por su inversión. Las deducciones, aplicables en el IRPF, o en el Impuesto de Sociedades si se trata de una empresa inversora, se calculan sobre los costes de producción de la película netos de subvenciones y alcanzan el 25% para el primer millón de euros invertido en la película y el 20% para cantidades superiores, una vez terminada la obra audiovisual y calificada por el Instituto de Cinematografía.

Algunas comunidades autónomas han reforzado además considerablemente estas medidas de apoyo fiscal al cine, pues estas deducciones pueden alcanzar hasta el 40%/45% en Canarias, el 35% en Navarra y hasta el 30% en el País Vasco. Se trata por tanto de incentivos fiscales que, en realidad, rebajan la tributación de los inversores y por tanto la inversión en la película se convierte en una opción atractiva frente a otras.  Además, el inversor puede recibir una remuneración variable adicional por su participación en beneficios en caso de éxito comercial de la película producida.

¿Son medidas suficientes para hacer atractiva la industria del cine para los inversores? La experiencia reciente en la producción de películas españolas como “Truman” o “La llamada” nos indican que, al menos, la industria española del cine está situada ahora dentro del encuadre que los inversores profesionales utilizan para estudiar dónde poner su dinero. Es decir, el mundo cine en España, aún con la todavía escasa difusión y conocimiento que hay en torno a las medidas económicas y fiscales para apoyarlo, es ya una alternativa en la mesa de quienes toman las decisiones de inversión. Es posible que cuando George Miller se puso detrás de las cámaras para rodar Mad Max, la más famosa película sin dinero, por olvidadas carreteras australianas pensara poco en deducciones fiscales, pero como decía Andy Warhol, “hacer dinero es un arte, trabajar es un arte, y los buenos negocios son el mejor arte”.

AUTORA: FÁTIMA OCHOA GIL