LA PUBLICIDAD DE LOS PRODUCTOS SANITARIOS ¿UN ANTES Y UN DESPUÉS?

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PÚBLICO

Marcos María Lozano

Cada vez más empresas reconocen que una estrategia publicitaria efectiva en redes sociales y medios masivos puede generar grandes beneficios. En sectores regulados, estas campañas adquieren aún mayor relevancia, ya que los medios y mensajes publicitarios están estrictamente sujetos a autorizaciones y limitaciones, con el objetivo de proteger el interés general de los consumidores.

Un claro ejemplo de estos es el sector sanitario, donde la publicidad de tratamientos, medicamentos y productos sanitarios está sometida a estrictos requisitos e, incluso, su prohibición, con el fin de garantizar que el objetivo económico no prevalezca sobre su finalidad principal: proteger y promover la salud de las personas.

Sin embargo, en los últimos años ha aumentado el número de empresas que, sin formar parte del ámbito sanitario, emplean términos propios de este sector para promocionar sus productos y aumentar su cuota de mercado. Este fenómeno se ha generalizado y es ampliamente aceptado, como ocurre con el caso de las mascarillas de tela o las cremas para aliviar el dolor, que, aunque no son fabricadas con fines médicos, se publicitan como si tuvieran tales propiedades, lo que podría representar un riesgo para la salud de los consumidores.

Ante esta situación, tanto los Colegios Profesionales como los departamentos de control sanitario de diversas comunidades autónomas han comenzado a adoptar medidas para perseguir y sancionar estas prácticas, lo que puede resultar desde requerimientos de cesación de la publicidad hasta la imposición de multas por su difusión.

Con el aumento de la actividad de los organismos reguladores, las empresas deben tener presente que un producto sanitario es aquel destinado a fines médicos específicos, como el diagnóstico, tratamiento, alivio o prevención de enfermedades y/o patologías del cuerpo. En este contexto, aunque muchas de las empresas implicadas no comercializan productos sanitarios en sentido estricto ni tienen la intención de hacerlo, el uso de términos como “terapéutico”, “cura” o “alivio” en su publicidad puede generar confusión entre los organismos reguladores y dar lugar a posibles requerimientos.

Así, aunque estos términos son ampliamente utilizados en los medios, la publicidad de productos no sanitarios como si lo fueran puede inducir a error, dando la impresión de que una empresa comercializa productos sanitarios sin las licencias o autorizaciones correspondientes, lo que podría resultar en sanciones severas si no se demuestra lo contrario.

Por ello, y ante la creciente vigilancia de los organismos reguladores, las empresas deben garantizar el cumplimiento de la normativa sanitaria en sus estrategias publicitarias para evitar sanciones y malentendidos. Conocer y aplicar correctamente estas regulaciones es clave no solo para minimizar riesgos, sino también para asegurar campañas eficaces y transparentes que generen beneficios sin incurrir en prácticas irregulares que puedan tener el efecto contrario.